Muchas personas se han interesado en las relaciones humanas sociales gracias a su inigualable impacto e influencia en la vida, algunos expertos han sabido identificar el potencial en ellas para mejorar la calidad de vida del mundo. Hoy hablaremos justo del hombre considerado el fundador del movimiento de las relaciones humanas, Elton Mayo, quién no sólo logró aumentar la eficiencia de las organizaciones, sino que transformo la visión de ellas, de sistemas a organismos completos.
Su obra se divide en tres etapas y consiste en desarrollar mecanismos de coordinación para disminuir conflictos y fomentar la convivencia social. Primeramente se enfocó en observar los periodos de trabajo, los turnos y las rotaciones; observó que las jornadas eran largas e ininterrumpidas, y logró percibir que los trabajadores se sentían cansados y aburridos, así que creo un sistema de pausas, con lo que logró subir la moral y la productividad, evitando la monotonía.
En investigaciones más profundas, quiso encontrar la razón de éstas mejorías, así que instauro diversos cambios, pausas, reducción de horas, reconocimiento de las operarias a través del "escucha", todo, en consecuencia, mostrando mejorar el performance operario. Sin embargo, ante esta situación, se decidió volver al modelo original, lo que sorprendentemente produjo resultados impactantes: la productividad mejoró más incluso que cuando tenían las adaptaciones.
Lo que sucedía era que las empleadas habían creado ya fuera de la empresa círculos sociales de recreación, y se frecuentaban continuamente, lo que hacía que tuvieran mejores relaciones, y sus propios estándares de producción, lo que llevo a un nuevo descubrimiento en las relaciones humanas: las personas no sólo trabajan para la empresa, ellas son la empresa. De esta manera, aunque las operarias de las pruebas sabían que se esperaban resultados de mayor eficiencia, la sana interacción y convivencia logró aumentar la calidad de su producción más allá de lo que los investigadores esperaban.
Esto echó por tierra la concepción predominante que se tenía del hombre hasta entonces, la de que el hedonismo era imperante en el hombre, que sólo buscaba su propio placer y beneficio, y fue entonces cuando el investigador sugirió crear espacios de convivencia y cooperación en las organizaciones, con la finalidad de mejorar su calidad y eficiencia, además de dar la pauta para entender que nuestra sensibilidad nos hace más que simples máquinas y operadores, y la cooperación y armonía puede tener resultados favorables, incluso para conjuntos. Cabe señalar que la cohesión en sí misma no tiene resultados favorables ni negativos, sino que depende mucho de la dirección con o sin su líder, por lo que podemos afirmar que si bien es importante ser empáticos y solidarios, hay que fijarnos metas benéficas para triunfar colectivamente.
Su obra se divide en tres etapas y consiste en desarrollar mecanismos de coordinación para disminuir conflictos y fomentar la convivencia social. Primeramente se enfocó en observar los periodos de trabajo, los turnos y las rotaciones; observó que las jornadas eran largas e ininterrumpidas, y logró percibir que los trabajadores se sentían cansados y aburridos, así que creo un sistema de pausas, con lo que logró subir la moral y la productividad, evitando la monotonía.
En investigaciones más profundas, quiso encontrar la razón de éstas mejorías, así que instauro diversos cambios, pausas, reducción de horas, reconocimiento de las operarias a través del "escucha", todo, en consecuencia, mostrando mejorar el performance operario. Sin embargo, ante esta situación, se decidió volver al modelo original, lo que sorprendentemente produjo resultados impactantes: la productividad mejoró más incluso que cuando tenían las adaptaciones.
Lo que sucedía era que las empleadas habían creado ya fuera de la empresa círculos sociales de recreación, y se frecuentaban continuamente, lo que hacía que tuvieran mejores relaciones, y sus propios estándares de producción, lo que llevo a un nuevo descubrimiento en las relaciones humanas: las personas no sólo trabajan para la empresa, ellas son la empresa. De esta manera, aunque las operarias de las pruebas sabían que se esperaban resultados de mayor eficiencia, la sana interacción y convivencia logró aumentar la calidad de su producción más allá de lo que los investigadores esperaban.
Esto echó por tierra la concepción predominante que se tenía del hombre hasta entonces, la de que el hedonismo era imperante en el hombre, que sólo buscaba su propio placer y beneficio, y fue entonces cuando el investigador sugirió crear espacios de convivencia y cooperación en las organizaciones, con la finalidad de mejorar su calidad y eficiencia, además de dar la pauta para entender que nuestra sensibilidad nos hace más que simples máquinas y operadores, y la cooperación y armonía puede tener resultados favorables, incluso para conjuntos. Cabe señalar que la cohesión en sí misma no tiene resultados favorables ni negativos, sino que depende mucho de la dirección con o sin su líder, por lo que podemos afirmar que si bien es importante ser empáticos y solidarios, hay que fijarnos metas benéficas para triunfar colectivamente.
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