Todos alguna vez hemos escuchado las frases “le ponemos más agua a los frijoles” o “donde comen cinco comen seis”. Dichos con los que hemos crecido, que ya entendemos a que se refieren en una conversación común y que ya no se detiene uno a realizar una interpretación o un análisis de todo lo que conlleva realmente estos decires. Interpretándolo hasta cierto punto de manera metafórica lo que se quiere decir es que no importa las circunstancias, siempre habrá espacio para alguien más en un hogar mexicano, dejando a notar la calidez u hospitalidad del hogar por más humilde que sea. Por otro lado, tomándolo desde una manera muy literal, es la situación de algunas familias mexicanas, donde lo que tiene que hacer es poner más agua para que toda la familia alcance a comer.
La calidez, la hospitalidad, y el sentido que da un hogar mexicano, es algo que nos puede parecer tan común como los dichos ya antes mencionados. Sin embargo, ante los ojos de un extranjero, puede ser una cultura muy diferente a la suya. Afirmándose que estás son características de los mexicanos, de hacer sentir a todos bienvenidos, y parte de su hogar con este otro dicho muy popular de “mi casa es tu casa”. Llegando al punto que cuando hacía algunas investigaciones sobre el tema la “hospitalidad mexicana” se usa como un atractivo para los turistas. Y entre los testimonios de extranjeros en México la gran mayoría hablaran de esto.
Tomando eso en cuenta no puedo evitar ponerme a pensar hasta qué punto va la hospitalidad del mexicano. Entendiendo que sin importar la situación económica particular de cada familia, siempre harán todo lo posible por recibir de manera cálida a un invitado, cayendo incluso en dar algo que no tienen. Un ejemplo muy claro de esto son las fiestas de pueblo, o celebraciones, a lo que se toma como “tirar la casa por la ventana”. Como en la novela de Tomás de Cuéllar, Baile y cochino, donde una familia de escasos recursos le celebra los quince años a su hija, a pesar de las adversidades, donde más allá de celebrarle a la niña, era abrirle su casa a todo el pueblo, y ofrecer lo mejor a sus invitados, dejándolos con algunas consecuencias a futuro.
Aquí es donde me viene el cuestionamiento, que es, de dónde viene esta cultura o tradición, que con los años nos ha marcado. Intentando llegar a la raíz de eso, el ejemplo que se me ocurrió fue cuando a la llegada de Cortés a Veracruz, Moctezuma lo recibió con regalos, pero sus intenciones no era recibirlo, era más bien darle algo para que se fuera satisfecho. Entonces, ¿de dónde viene realmente esta cultura? Para responder esto me parece que conllevaría un estudio más detenido a través de la historia, para ver a partir de que se fue formando esto.
En última instancia queda decir, que esta cualidad hogareña, también nos da una marca como mexicanos. La cual es una de la razones por las que se sigue usando, es por medio de la educación y los valores que nos inculcan desde casa, mismos que son ajenos a estatus socioeconómico. Como desde niños se nos enseña a compartir, a ser amables, a saludar de beso, son esas pequeñas cosas que van formando estos valores, que al final le terminan dando identidad a un país entero. Si bien, esto no sea la raíz de esta cualidad, pero sí es la razón que esta hospitalidad permanezca.
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