La
favorita de los amantes del café, la niña consentida de las cafeteras en el
mundo. La prensa francesa es considerada uno de los métodos de extracción más
sencillos de utilizar y de excelentes resultados. El grano de café se muele solo
lo necesario para tener un producto de tamaño superior al molido fino de una
máquina de espresso; la prensa francesa cuenta con una rejilla especial que
mantiene el residuo de café al fondo de la prensa y permite que continúe infusionándose.
El resultado es una taza de sabor intenso y con los aceites del grano intactos
en la mezcla, una taza de poca vida y gran composición.
La
prensa francesa fue patentada por primera vez en 1852 por Mayer y Delforge (ambos
franceses), con un diseño un tanto distinto al actual. Después de ella, y tras
modificaciones que la acercaron al modelo actual, su nueva patente fue emitida
a nombre de dos italianos en 1929: Attilio Calimani y Giulio Moneta. Tiempo
después, en 1958, nació el diseño más popular de la prensa, a manos de un
suizo, Faliero Bondanini. Este último diseño fue producido en Francia y ganó rápidamente
renombre, lo que convirtió a la prensa en la “prensa francesa”.
La
prensa francesa, si bien es sencilla de preparar, depende de tres factores ara
ser un completo éxito. La temperatura del agua, el tiempo de inmersión (y de
vida, tras la inmersión) y el tipo de molido del grano, requieren ciertos
parámetros para que el café se disfrute al máximo. Al final, una sensación levemente
arenosa y un cuerpo intenso son el premio por una prensa bien preparada.
La
prensa francesa, también es conocida como cafetera de émbolo. Su diseño, cuenta
con un émbolo rematado en un filtro metálico de rejilla. Al momento de
prepararla, se llevan a cabo una serie de pasos muy sencillos. La prensa se
comienza midiendo el café y moliendo la cantidad exacta, que varia dependiendo la
capacidad de la prensa y el tipo de grano de café. Los expertos recomiendan
templar el vaso de vidrio que constituye el cuerpo de la cafetera, antes de poner
el café molido al fondo de la misma; después de poner el café, se agrega un
poco de agua y con una cuchara, se mezcla hasta que todo el café quede
humedecido, esto asegura una fina capa de crema en la parte superior del
preparado y que los sabores del café se perciban adecuadamente. Después se llena
con agua a la misma temperatura (un grado previo a la ebullición) y se deja por
cuatro o cinco minutos (nuevamente, esto depende del modelo y el grano
utilizados), con el filtro suspendido sobre el agua en infusión y el émbolo
hasta arriba. Al terminar el periodo de infusión, se presiona el émbolo hasta
que el café queda “prensado” en la parte inferior de la cafetera. Se recomienda
degustar este café en los próximos veinte minutos, pues la temperatura afecta
mucho el sabor del café y tras este periodo de tiempo podría margarse y perder
las notas que podría ofrecer.
La
prensa francesa se ha vuelto un elemento esencial en todas las cafeterías,
tanto las locales como las empresas internacionales. Es un elemento elegante y
de gran durabilidad que permite al barista ofrecer un producto de calidad a los
consumidores. Es la cafetera favorita de Europa y una de las más populares en
América del norte.
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