El
extraño orégano
Cuando
era pequeña veía que, en cierta época del año la mayoría de las personas iban
al cerro, para cortar ciertas plantas. Para posteriormente venderla a
compradores que venían de fuera para adquirir ese producto. Eran dos ramas, la
una la llamaban “moro” y al otro “orégano” de las cuales no entendía para que
servían, ni el porque ponían tanto empeño en ir a cortarlas.
Comenzaba
a llover y en los días posteriores se veía a la gente apurada yéndose a las
montañas (que no son muy altas), para cortar estas plantas antes mencionadas; ya
que gracias a la lluvia toda la vegetación de los cerros comenzaba con brotes nuevos
y verdes. No solo las personas mayores iban a cortar, también los infantes,
claro que acompañados de sus hermanos mayores o sus padres. En fin, todo mundo
se ponía a recolectar para poder venderlo.
Los compradores
lo adquirían pagando por kilo, recuerdo que una vez recogí lo de un pequeño
costal de orégano y me dieron treinta pesos por ello, no debió de pasar de un
par de kilos, a veces lo pagaban barato y en otras épocas lo remuneraban bien. En
general, no es que hubiera muchas ganancias, pero siempre se aprovechaba bien
estas plantas. A los que les iba mejor era a los que se dedicaban de lleno a
cortar grandes cantidades y terminaban recolectando muchos costales. El orégano
siempre costaba más que el moro.
En ese
momento no entendía como es que pagaban por esas plantas, que no se cultivaban a
propósito; crecían de manera salvaje y su único riego era el que les
proporcionaba la lluvia. Después descubrí que el orégano era muy utilizado como
condimento en la cocina, como té para algunos malestares y otros usos de la vida
cotidiana. El “moro” resulta llamarse damiana, que de igual manera se utiliza para
la medicina herbolaria.
Es increíble
las maravillas que existen en cada lugar, y que muchas veces no se aprecian
porque se está acostumbrado a ellas, pero si se toma verdadero aprecio, se
puede dar cuenta de lo afortunados que son por poseerlas y poder servirse de
ellas. En la actualidad no se recolectan mucho estas plantas, ya que han dejado
de comprarla y siguen más verdes que nunca esperando a que alguien pode sus
hojas.
Comentarios
Publicar un comentario