La imagen de un artista depende de la forma en la que la
porten los medios. Este pensamiento me invadió luego de escribir cada semana
sobre la vida de diversos artistas reconocidos que forman parte de la cultura
general universal. Me hizo darme cuenta de lo peligrosas que son las palabras
cuando se habla de un individuo. Los artistas que a menudo aparecen ante nuestras
mentes como personajes emblemáticos dignos de admiración o de críticas, no son
más que la construcción social que se les ha decidido atribuirles.
Mis palabras podrán no tener sentido, pero hay un punto
que me gustaría exponer. La esencia de una vida nunca podrá ser captada por
personas ajenas a la misma. No importa cuán cercanos seamos a una persona, una
vez que esta desaparece, lo hace con ella todo lo que la hacía ser lo que era.
Por tanto, la verdad sólo le pertenece a quién que la crea. La imagen del
artista no es más que la recopilación de vagos datos de su vida, es decir, una
pequeña parte de la esencia.
Si bien mi propósito inicial era buscar concientizar y
reflexionar acerca de la depresión y la forma en la que esta se manifiesta a través
del arte, tarde me di cuenta de que lo único que estaba ocasionando era su
normalización que duramente critiqué en mi primera reflexión. Escribir semana
con semana me convirtió en alguien escéptico al dolor que únicamente buscaba con
morbo el saber qué artistas habían padecido la enfermedad, con el único fin de
cumplir con mi ejercicio de práctica de escritura, con el que he de decir, a mi
consideración, obtuve resultados favorables. Rápidamente caí en el vicio de
reducir a los artistas a simples personajes con lo que me sentía bien por saber
un poco más de cultura.
He de decir que en mis egoístas pensamientos se disolvieron
cada una de las proyecciones de la depresión dadas mediante manifestaciones artísticas,
de un modo en el que sólo dominaban los frívolos hechos de su vida de los que
incluso me sentí con el derecho de opinar. Ahora, en un intento por corregir mi
error, busco restituir mi postura original, sin decir que fue en vano que presentara
de ese modo a cada artista.
La depresión sí ha representado un problema en la sociedad
desde hace décadas, es indispensable que no sea vista como una deficiencia de
parte de la persona que la padece pero que tampoco se vea normalizada al punto
de creer que no pasa nada si esta se tiene. Las investigaciones en relación con
la creatividad y la depresión resultan importantes para conocer la naturaleza
de la mente humana, sin embargo, olvidan el factor humano en el que se debería
de considerar a los objetos de estudio como personas que vivieron, que sufrieron
y sintieron como nosotros lo hacemos por este momento. Puedo concluir entonces
con la pequeña reflexión de la necesidad por ver al artista más allá de un
personaje sino como una persona como cualquier otra a la cual el arte le sirvió
como una forma de expresión y una terapia para solventar su dolor.
-Melissa Fuentes
¡Bravo! Excelentes palabras.
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