No
alcanza
Hoy
8 de marzo voy a salir a la calle con el cuerpo cansado, cansado del dolor de
la carne, pero también cansado del dolor del alma. Preparo un gran bolso lleno
de cosas que podría necesitar en este día tan importante, guardo agua para
beber y un refrigerio, una pila portátil, tres sombreros diferentes por si
alguien no trae, también llevo jabón líquido, no se que sería peor si no
llevarlo y que se necesite o llevarlo y usarlo para neutralizar el ácido en la
piel de alguna mujer. Perturbada por este pensamiento prosigo, guardo una
sudadera, unos lentes y un cuadernito negro con una pluma por si acaso, mientras
enrollo la cartulina que hice un par de días atrás, me doy cuenta de que no
alcanza.
No
alcanza una cartulina para escribir todos sus nombres, no alcanza la tinta ni
el corazón ni la vida para conocerlas a todas, conocer sus historias, sus
placeres y sus dolencias. No me alcanzan las lágrimas para llorar por todas,
tampoco me alcanza la mente para recordar todos sus rostros y el matiz de sus
miradas. No me alcanza el corazón para guardar tanto dolor y angustia por aquellas
que siguen sufriendo en silencio.

No
parece alcanzar la justicia para todas y al parecer la justicia no alcanza a
nuestros agresores. No alcanza un solo corazón para guardar tanta rabia, no alcanza
la paciencia para aguantar tanta violencia. No alcanzan las angostas calles
para contener toda nuestra energía, que se adhiere a las paredes y al piso y a
los monumentos, que se desborda por nuestros ojos, se desborda en cánticos unísonos
acompañados de relámpagos metálicos que salen de las cazuelas y cacerolas. No me
alcanzan los brazos ni el tiempo para abrazar a todas mis hermanas, decirles
que las quiero, que lo vamos a lograr porque estamos juntas en esto.
No me alcanzan los dientes para
regalarles una sonrisa a todas. No me alcanzan este par de ojos para mirarlas a
todas siendo tan valientes, tan admirables, tan bellas. No me alcanzan las pupilas
para guardar toda la magia que emanan mis hermanas. No me alcanza el pecho para
guardar lo que siento al vernos a todas juntas. Tampoco alcanzan las horas de
plática y risas con mis hermanas, no alcanza la maldad del mundo para apagar
nuestras almas, no alcanzan las palabras de desaliento ni los insultos para
hacernos desistir en esta lucha. No alcanzan a cortar las flores que llevamos
dentro, no nos alcanzan porque nosotras volamos más alto que el miedo.
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