En la posguerra el cine español renació como un trauma en construcción, al que el régimen franquista pretendía censurar y no dar expresión. Para capturar los sentimientos que perseguirían por siempre a España, la cámara debía acercarse al lugar donde había nacido el trauma. Aquel lugar era la infancia y los profundos ojos negros de una niña llamada Ana.
La mirada de Ana Torrent fue descubierta por el director cinematográfico, Víctor Erice, entre un montón de niñas que jugaban en un patio escolar. Con solo 7 años, Ana cautivo a la audiencia
con El espíritu de la colmena (1973). Un historia hecha de miradas perdidas centrada en la perdida de inocencia de una niña frente a las secuelas de la guerra. Erice encontró en la mirada de Torrent, el subterfugio perfecto para disfrazar un fuerte comentario sociopolítico a la naciente España Franquista.
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Ana Torrent en El espíritu de la colmena dirigida por Victor Erice (1973). |
Pronto los ojos de Torrent se convirtieron en un vehículo expresivo de alusiones y simbolismos, que burlaban la censura franquista. En
Cría Cuervos (1975) Carlos Saura hace colapsar los limites entre realidad y ficción a través del mundo interno y traumas privados de una niña que lidia con la perdida de sus padres, y las realidades politícas del mundo externo. En el alegórico drama de Saura, Ana (ahora con nueve años) baila al ritmo de
Porque te vas de Jeanette, mientras invoca una sensación de abandono e ingenuidad arrebatada por el lenguaje del mundo adulto. Todo llevado melancólicamente a la pantalla en los planos de Teo Escamilla.
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Ana Torrent y Geraldine Chaplin protagonizando Cría Cuervos (1975) de Carlos Saura. |
Jaime Armiñán se encargo de dirigir el ultimo drama de la niña-actriz, Ana crecía y los cambios de España lo hacían con ella. En
El Nido (1980) Ana encarna a Goyita, una precoz joven de 13 años que vive una intensa relación emocional con un viudo de 60 años (Hèctor Alterio). En este drama nominado al premio de la Academia, Armiñán presenta el destape psicológico que sufrió la infancia franquista, al mudar a una juventud de España en transición. Con
El Nido, Ana volvió a convertirse en un símbolo de las miradas libres, nacidas en cautiverio.
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Ana Torrent y Hèctor Alterio en El Nido (1980) de Jaime Armiñán |
¿Por qué elegir una mirada infantil para protagonizar films adultos de carácter histórico? Erice, Saura y Armiñán se vieron en la necesidad de volver a la infancia para poder contemplar de nuevo, con miedo y fascinación, y con apenas uso de razón, lo que dejo la guerra y el abuso de autoridad. ¿Por qué en los ojos de Ana? "Tenia una cosa natural, un instinto, una forma de mirar, de estar y de hablar, pero no hacia un personaje, yo era así" dice la actriz, hoy consiente de sí misma. Torrent no hizo más que mostrar su comportamiento nativo de la infancia, y aquello basta para convertirse, en los ojos más cautivadores del cine español.
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