Al jurado del festival de Cannes le intrigaba una sola cosa en 1991. ¿Cómo podía una película franco-polaca, con una premisa de argumento sin mucho sentido, cautivarlos y encantarlos como ninguna otra del cine europeo? Se trataba de La Doble Vida de Véronique de Krzysztof Kieślowski, una obra cinematográfica sencilla y transparente, pero ambigua y misteriosa al mismo tiempo. Un acercamiento perfecto a las inquietudes humanas.
Véronique y Weronika son dos jóvenes de misma edad y apariencia física, una vive en Francia y la otra en Polonia. Sin un lazo familiar que las una, desconocen la existencia de la otra, pero amabas se presienten. Kieślowski nos presenta a dos cuerpos que parecen habitar una misma alma, en una hipnótica atmósfera donde la vida parece un incierto resultado del azar, en el que todo se intuye, pero nada se confirma.
La conexión de Weronika y Véronique se expresa en el particular lenguaje cinematográfico del director, donde los objetos adquieren libremente un valor metafórico. La poesía visual de Kieślowski se construye en los estilizados planos de Slawomir Idziak, su director de fotografía, quien recurrió a filtros de color para lograr un ambiente etéreo. Por si fuera poco, la cámara es acompañada magistralmente por la música de Zbigniew Preisner, creando una perfecta simbiosis entre director, fotógrafo y músico.
La Doble Vida de Véronique aborda las supersticiones, los presentimientos, la intuición, los sueños y otras preocupaciones que suceden en el interior del ser humano, y la cámara de Kieślowski respeta esa frontera. La película respira respeto ante los misterios de la vida, su transcendencia no pisa un sentido religioso o espiritual, sino meramente humano. El director evita la intelectualización y los diálogos trascendentales, busca la perfección, pero no juega a ser un dios.
El equilibrio entre forma y fondo logrado en la película, hace de esta obra un bello y coherente homenaje a la extrañeza melancólica, de lo escondido en la mundana cotidianidad. El acercamiento a estas inquietudes con respetuosa discreción, e increíble estética audiovisual, ha consagrado el enigma y misterio como uno de los atractivos y encantos del cine de Krzysztof Kieślowski.
Véronique y Weronika son dos jóvenes de misma edad y apariencia física, una vive en Francia y la otra en Polonia. Sin un lazo familiar que las una, desconocen la existencia de la otra, pero amabas se presienten. Kieślowski nos presenta a dos cuerpos que parecen habitar una misma alma, en una hipnótica atmósfera donde la vida parece un incierto resultado del azar, en el que todo se intuye, pero nada se confirma.
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Irene Jacob interpreta a ambas Verónicas en la película. |
La conexión de Weronika y Véronique se expresa en el particular lenguaje cinematográfico del director, donde los objetos adquieren libremente un valor metafórico. La poesía visual de Kieślowski se construye en los estilizados planos de Slawomir Idziak, su director de fotografía, quien recurrió a filtros de color para lograr un ambiente etéreo. Por si fuera poco, la cámara es acompañada magistralmente por la música de Zbigniew Preisner, creando una perfecta simbiosis entre director, fotógrafo y músico.
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Philippe Volter da vida a Alexandre Fabbri, un titiritero y escritor de cuentos infantiles |
La Doble Vida de Véronique aborda las supersticiones, los presentimientos, la intuición, los sueños y otras preocupaciones que suceden en el interior del ser humano, y la cámara de Kieślowski respeta esa frontera. La película respira respeto ante los misterios de la vida, su transcendencia no pisa un sentido religioso o espiritual, sino meramente humano. El director evita la intelectualización y los diálogos trascendentales, busca la perfección, pero no juega a ser un dios.
El equilibrio entre forma y fondo logrado en la película, hace de esta obra un bello y coherente homenaje a la extrañeza melancólica, de lo escondido en la mundana cotidianidad. El acercamiento a estas inquietudes con respetuosa discreción, e increíble estética audiovisual, ha consagrado el enigma y misterio como uno de los atractivos y encantos del cine de Krzysztof Kieślowski.
-Cineriana
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