“…cada día
se sentía más alerta, le gustaba más estar fuera de la casa, amaba el viento,
corría más rápido y podía saltar hasta cien. Probablemente otro tanto les
sucedía a los bulbos del jardín. Les llegaban el sol y la lluvia y así cobraban
nueva vida.”
Un crudo invierno cubría de muerte las ramas secas
de un antiguo jardín, cuando un niño raspó con su navaja el tallo seco de un
rosal congelado, encontrando una mancha verde en su interior, se la mostró a su
amiga Mary indicándole que aún tenía vida. Entonces la niña le pidió ayuda para
despertar la magia del jardín, y a partir de entonces, cada año volviera a
florecer en primavera. Así comienza la restauración de un encantador lugar que
oculta secretos, esperanza, amistad y amor a la vida.
La película El
Jardín Secreto (1993) basada en la
novela homónima escrita por Frances Hodgson Burnett en 1910, cuenta la historia de Mary Lennox, una niña
británica nacida en la India, quien queda huérfana a los diez años de edad,
luego de que sus padres murieran en un terremoto. En esa colonia inglesa, el
padre de Mary era funcionario del gobierno inglés por lo que siempre estaba muy
ocupado, mientras que su madre era una joven guapa y radiante a la que sólo le importaba
su vida social y no le agradaba su hija. Es por esa falta de amor y atención
que Mary se volvió una niña grosera, huraña y antisocial. Así, después del fallecimiento de sus padres,
Mary fue enviada a Inglaterra a vivir con un tío llamado Archibald Craven, quien vivía en una lujosa
mansión de Yorkshire. Ya estando
ahí, por las noches Mary empezó a escuchar los lamentos de un niño, al que en un principio creía un fantasma, hasta que una noche sigue los llantos para
encontrarse con Colin, su primo, un niño inválido de la misma edad de Mary. A
partir de entonces Mary lo visita casi siempre para acompañarlo y seguir
conociéndolo. Mientras que en las
mañanas, la niña es enviada por su sirvienta Martha hacia los jardines, para que
juegue y quizá conozca a su hermano menor: Dickon, un niño con el que Mary no
tarda en hacer amistad durante sus paseos, pues Dickon era un chico muy
inteligente, tierno y amante de la naturaleza que hablaba con los animales.
Un día en que Mary deambulaba por los jardines que
rodeaban el palacio de su tío, se encontró uno cerrado, vio que la cerradura
era igual a una llave que ella había visto en el tocador de su tía fallecida,
la mamá de Colin. Así que fue por ella y logró entrar al jardín prohibido,
donde pudo observar que a pesar de que aún era invierno y todo estaba seco, se
trataba de un lugar muy especial, pues contaba con una fuente, un kiosco,
esculturas y ramas secas que quizá tuviesen vida debajo del frío hielo. Entonces
Mary fue a buscar a Dicon para que le ayudara a restaurar el jardín, a lo que
su amigo accedió, pero ella tenía que pedir permiso a su tío. El Sr. Craven la
dejó sembrar donde ella quisiera, pero sin saber que Mary se refería al antiguo
jardín de su esposa fallecida. Así que Mary y Dickon comenzaron a trabajar en el
jardín, mientras que simultáneamente Mary hizo algunos cambios en la vida de su
primo Colin; por ejemplo, pidió que lo dejaran salir en silla de ruedas a
conocer los jardines y quitó las maderas de las ventanas de su habitación para
que el niño pudiera ver la luz del sol.
Dickon, Colin y Mary jugando en el jardín
Cuando llegó la primavera y el jardín se transformó en un paraíso pintado de brillantes colores, Mary y Dickon llevaron a Colin al jardín secreto para enseñarle a caminar, lo que lograron pero decidieron mantener oculto de los adultos. Así continuaron reuniéndose ahí durante el verano para sembrar, jugar a las escondidas o al columpio y a tomarse fotos, se divirtieron y rieron como nunca antes. Hasta que un día, el padre de Colin, decidido a reprender a Mary por su desobediencia en la mansión, encuentra a los niños jugando en el jardín, descubriendo que su hijo no está enfermo ni inválido. El Sr. Craven observa feliz a su hijo, quien le muestra todo el jardín. Entonces Mary sale llorando al creer que se acabará el encanto ahora que el jardín ya no es secreto. Pero el Sr. Craven le dice que ella los vuelve a la vida y le agradece todo lo que ha hecho por su familia. Así, los tres niños y el Sr. Craven llegan a la mansión muy alegres de estar juntos y haber recuperado la vida que necesitaban para ser felices.
En esta historia se observa la magia que logra un
jardín, un espacio donde no sólo se siembran semillas, sino la esperanza de
obtener un nuevo inicio, un cambio de vida, llena de nuevas enseñanzas, que como
todo proyecto requiere cuidados, trabajo, atención, paciencia y amor. En esta fascinante
historia, la plenitud de los niños coincidió con el reencuentro del Sr. Craven
con su hijo y el esplendor del jardín, la fortuna les llegó de dos direcciones,
de la tierra y de los corazones de estos personajes tan necesitados de amor. De
esta manera, película y novela enseñan que la felicidad depende de nosotros
mismos, la magia está cultivada en nuestro interior, sólo hay que regalarla
y cuidar su crecimiento. Así que si no eres feliz ¿qué esperas para sembrar tu
jardín?
Mary y Dickon después de sembrar sus primeras semillas en el jardín secreto, durante un día lluvioso al comenzar la primavera.
Mary en el jardín, cuando enseña a caminar a Colin.
Dickon hablando con el petirojo, mientras sus amigos observan.
Dickon y Mary en el columpio mientras Colin les toma una fotografía.
Dickon, Mary y Colin, con los animalitos de Dickon.
Excelente entrada, todo el mensaje y la forma en que se desenvuelve es inspiradora, esperanzadora y carismática. Me encantaron las imágenes, acompañan muy prósperamente las palabras. Por favor, sigue así.
ResponderEliminarMuchas gracias por leer y entenderlo, que amable!... Es una película y un tema que me apasiona, creo que el amor a la naturaleza saca lo mejor del ser humano :D... Gracias!
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