Según la ONU, la biodiversidad marina es un aspecto fundamental de
los tres pilares del desarrollo sostenible —económico, social y ambiental—, mantiene
el funcionamiento saludable del planeta y proporciona servicios que sustentan
la salud, el bienestar y la prosperidad de la humanidad. Los océanos
representan el 90% del espacio habitable del planeta, contienen unas 250.000
especies conocidas, por lo cual, se convierten en una de las principales
reservas de biodiversidad en el mundo. Pocas veces reparamos en él como una
porción de la naturaleza que necesita cuidados como la tierra o la atmósfera.
La contaminación del hábitat marino comienza a tener un
impacto significativo, cuando las personas creían que podrían utilizarlo como vertedero
de basura sin obtener consecuencias importantes. Algunos de los empresarios incluso
tenían un eslogan: «La solución a la contaminación es la dilución». Con esto, se
contaminaron grandes extensiones de cuerpos de agua, la población marina sufrió
pérdidas y la cadena alimenticia acuática comenzó a sufrir modificaciones. Los
residuos, la sobreexplotación y la caza furtiva, son solo algunos de los próximos
problemas que, posteriormente, desencadenaron la angustiante situación actual.
La mayoría
de los productos y desechos encontrados en los océanos son de origen doméstico e
industrial. Sin embargo, también podemos encontrar productos químicos,
partículas agrícolas. Algunos
de los contaminantes más comunes derivados de la actividad humana son los plaguicidas, herbicidas, fertilizantes químicos,
detergentes, hidrocarburos, aguas residuales, plásticos y otros sólidos. Muchos
de estos desechos inician su recorrido desde la superficie, en donde algunos
animales los confunden por alimento y los ingieren, finalmente, el resto de
ellos terminan en los niveles más profundos consumidos por pequeños organismos
marinos. Y del mismo modo, introduciéndose y modificando en la cadena alimenticia.
Los residuos sólidos que aún no se mezclan con el agua y flotan como bolsas,
espumas y otros residuos en la superficie, igualmente confundidos por comida, y
terminan devorados por mamíferos marinos, peces y aves. En algunas ocasiones, debido
a la fuerza de las corrientes oceánicas, se arrastran billones de materiales de
plástico y algunos otros residuos para formar remolinos de basura.
Ya que todos los peces han consumido directa o indirectamente plástico,
a menudo las personas se enferman fácilmente por el consumo de mariscos
contaminados, puede causar condiciones graves de salud, desde el cáncer hasta
daños en el sistema inmunológico. Por su parte, cuando no se elimina
correctamente la basura (botellas de plástico, latas de aluminio, zapatos,
material de embalaje, etc.) y se arroja al mar, pueden regresar a las orillas
contaminando las playas y afectando la industria del turismo local. Los
sectores de la pesca y la acuicultura son una fuente de ingresos para cientos
de millones de personas, especialmente para las familias de bajos ingresos. Según
la ONU los ecosistemas marinos proporcionan innumerables servicios a las
comunidades costeras de todo el mundo y son una importante fuente de alimento
para millones de personas.
Gracias a todos los desechos y sustancias químicas en los cuerpos
de agua, se crean diversos efectos nocivos: daños a los recursos vivos y a la
vida marina, peligros para la salud humana, obstrucción a las actividades
marítimas como la pesca y otros usos legítimos del mar. A su vez, se genera un
deterioro de la calidad del agua de mar para su uso seguro y deterioro de los
lugares utilizados para el turismo. La contaminación del agua provoca que
miles de especies de animales y plantas marinos vean destruidos sus hábitats
naturales. Si
continuamos restándole importancia y dejando de lado este medio, las
consecuencias serán graves e irreversibles sobre la vida marina y
humana.
-Astronauta.
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