Aokigahara; el lugar perfecto para una muerte
planeada.
¿Usted medita mucho sobre el
lugar en que preferiría morir, así como tarda en escoger un pan que acompañe a
su café?
La mayor parte de nuestras vidas está compuesta por decisiones que tomamos día a día, cuyas aportaciones pueden beneficiarnos o simplemente causarnos un gran dolor de cabeza. A veces, dudamos de lo que queremos y más si nuestra ética se contrapone a nuestros placeres, como cuando confrontamos la polémica de comer una rebanada del glorioso pay de queso con frutos rojos. Escoger comerlo significa agregar calorías a nuestro cuerpo con deleite, pero si decidimos ignorarlo y comer algo sano… es seguro que la conciencia no nos castigue, pero sí que recordará aquella rebanada como un tesoro olvidado. Escoger entre una u otra cosa es una acción muy común que incluso solemos llevar hasta la muerte. Por ello, surge la duda de qué lugar puede ser el mejor para vivir por última vez, ¿No sería magnífico observar y regalar a los ojos un último detalle de la existencia, tal y como lo puede ser el paisaje de un bosque?
La mayor parte de nuestras vidas está compuesta por decisiones que tomamos día a día, cuyas aportaciones pueden beneficiarnos o simplemente causarnos un gran dolor de cabeza. A veces, dudamos de lo que queremos y más si nuestra ética se contrapone a nuestros placeres, como cuando confrontamos la polémica de comer una rebanada del glorioso pay de queso con frutos rojos. Escoger comerlo significa agregar calorías a nuestro cuerpo con deleite, pero si decidimos ignorarlo y comer algo sano… es seguro que la conciencia no nos castigue, pero sí que recordará aquella rebanada como un tesoro olvidado. Escoger entre una u otra cosa es una acción muy común que incluso solemos llevar hasta la muerte. Por ello, surge la duda de qué lugar puede ser el mejor para vivir por última vez, ¿No sería magnífico observar y regalar a los ojos un último detalle de la existencia, tal y como lo puede ser el paisaje de un bosque?
El
Aokigahara es un bosque ubicado en la
base del monte Fuji de Japón y su nombre significa mar de árboles. Sus 35
metros cuadrados se encuentran llenos de una gran carga mitológica e histórica.
Asimismo, también se le es bien conocido como el bosque de los suicidios, cuyo
apodo no hace falta explicar. Aunque cabe mencionar que, este a diferencia de
otros lugares suicidas, ocupa el segundo puesto en la lista de ubicaciones más
recurridas para terminar con la vida propia. La alta cifra de cuerpos encontrados
en su interior ha hecho que la fama del lugar incremente, de modo que éste sea,
incluso, una atracción turística para aquellos a los que su curiosidad ha
llamado. La cantidad de historias y misterios que aguarda cada pino hacen de
este lugar el material perfecto para recrear un filme o un libro, ¿A quién no
le gustaría revivir a un Romeo y a una Julieta en un bosque encantado?
Cómo
ha de saberse la industria del entretenimiento no puede dejar pasar un lugar
como este. Los caminos obstruidos por las raíces de los miles de pinos han
conquistado el corazón y la mente de algunos escritores y cineastas. Por
ejemplo, Seicho Matsoto es el autor de la novela Nami no You, o bien, Tower of
Waves, publicada en 1960, dónde cuenta la historia de un par de enamorados
que terminan suicidándose en los interiores del mar de árboles, sin duda es una
novela que reencarna la tragedia de los romances Shakespirianos. Años más
tarde, surge la novela Kuroi Jukai de Carlos Páez, cuya publicación propicio
una enorme ola de suicidios juveniles en los años 60. Por otra parte, los cines
llevaron a la pantalla grande la visión del bosque a través de producciones
como: The Sea of Trees de Gus Van
Sant en el año 2015 y la película de Aokigahara
de Taku Shinjiu en el 2012. La naturaleza del Aokigahara es la fundamental
razón de la inspiración de estas historias, el caótico enramado de sus pinos,
las cuevas que oculta bajo su singular belleza y la variedad de sonidos
producidos por las especies que lo habitan dan al bosque un aspecto espeluznantemente
nocturno, perfecto para historias fantasmagóricas.
En
la tradición Japonesa se encuentra una gran lista de espíritus que rondan por
sus calles, sus construcciones e incluso… sus bosques. Los Yurei, por ejemplo, son descritos como aquellos espectros
flotantes con apariencia de mujer, noctámbulos que asustan a quienes les dañen.
Se ven obligados a permanecer toda una vida fantasmal en el lugar donde
aconteció su muerte. El motivo de su pena se ve mayormente caracterizado por
tratarse de un suicidio, una escena trágica por la que atravesaron o
simplemente por la ausencia de un funeral. El primer motivo nos recapitula las
consecuencias producidas por una decisión; la paga por escoger una muerte a
costa de una vida es el regalo de otra, con una pena mayor. El mar negro de
pinos, es un lugar totalmente susceptible a leyendas mitológicas en este caso a
la existencia de los Yurei, después de todo, cabe recordar que, pese a sus
hermosas vistas, su mayor reconocimiento es el del bosque de los suicidas.
La
tierra húmeda conducía a un laberinto interminable, las ramas de los
gigantescos pinos podían aterrar a cualquiera que echará un vistazo rápido, sin
percatarse que los troncos no eran más que eso; troncos y no bestias al acechó.
Las raíces y las enredaderas también eran fáciles de confundir con esas
alimañas de bífidas y venenosas lenguas. Pero las cuerdas que colgaban de las
altas ramas de los altos troncos eran inevitablemente reales, y los cadáveres
que se sujetaban de ellas estaban puramente pintados a la perfección, eran
inconfundibles, pero la mirada que los cuerpos poseían era la más hermosa
representación de la vida. El Aokigahara es un bosque que aguarda consigo miles
de vidas, la preocupación de está reputación del bosque ha dado lugar a muchos
carteles con números de ayuda y mensajes para hacer recapacitar a quien llega
al bosque en búsqueda de terminar con su vida. Así como es un lugar cuya última
visita es la muerte de algunos, también es considerado el escenario perfecto
para apreciar la vida, más allá de la muerte. A pesar de sepultar bajo olas de
árboles uno que otro cadáver, es el lugar indicado para apreciar la vida en
todo su esplendor, esto gracias a los gigantes pinos que lo decoran, las
majestuosas aves que lo habitan, así como las cuevas que lo realzan. Si lo que
queda es disfrutar de los placeres de la vida… ¿Qué placer visitarías por
última vez?
-La noche de las letras-
Sitiografía:
https://www.aokigahara.info/
https://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/01/160112_internacional_japon_bosque_suicida_aokigahara_ng
https://www.aokigahara.info/es/historias-de-fantasmas-en-el-bosque-de-los-suicidios/
http://aokigaharaforest.com/
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