La ansiedad son emociones de miedo
e inseguridad por situaciones cotidianas de la vida. Para una persona que no sufre
de este trastorno le puede parecer una “exageración” lo que vive día a día de alguien
que sí la padece. Esta enfermedad te hace sentir miedo de todo; es tenerle
miedo al miedo. Los síntomas de la ansiedad son variados, pero los más comunes
son: pulso acelerado o taquicardia, presión en el pecho, sudoración en las
manos, sentimiento de ahogo, náuseas, mareos, dolor de estómago y muscular,
sensación de peligro o catástrofe, temblores, insomnio, problemas de concentración,
procrastinación, entre otros.
Hay diferentes tipos de ansiedad,
pero las más conocidas y recurrentes entre los seres humanos son: ataques de pánico,
fobias, agorafobia, ansiedad social y ansiedad por problemas de sustancias nocivas.
No se sabe qué causa la ansiedad, pero hay momentos de la vida que la detonan y
son:
·
Trauma. Desde la infancia se puede ver casos de
niños que sufren de un trauma como un accidente automovilístico, maltrato por
parte de sus padres o personas que lo rodean, o por lo contrario, en los
adultos tras haber sufrido algo similar.
·
Estrés por una enfermedad. El proceso de pasar
por una enfermedad germina en los pacientes una preocupación excesiva debido al
tratamiento o sufrimiento que pasó éste.
·
Estrés. Pasar por una situación de estrés descomunal
por la muerte de un familiar, por una situación económica grave o por el
trabajo puede detonar la ansiedad.
·
Abuso del alcohol y drogas. Esto pasa cuando una
persona se abstiene de las drogas o del alcohol, hace que ésta tenga episodios
de ansiedad y la consuma en grandes cantidades.
·
Otros trastornos mentales. Aunque no tienen los
mismos síntomas, se llevan de la mano como la depresión, el trastorno
obsesivo-compulsivo (TOC), y/o trastornos alimenticios.
La ansiedad es tener pensamientos
recurrentes de eventos que van a pasar o que ya pasaron. Es estar en un día
normal preprarándote, cuando de pronto, llega ese sentimiento de presión en el
pecho y te llegan pensamientos tipo: “¿Y si algo sale mal?, ¿y si hay un accidente?,
¿cerré bien la puerta de mi casa?, ¿por qué mis amigos ya no me hablan?, ¿y si
muero mañana?”, y es ahí cuando tus manos empiezan a sudar y tu ritmo cardíaco
pasa de normal a estar acelerado. O, por lo contrario, te estás alistando para
un acontecimiento y crece ese miedo atroz que te atormenta cada noche, esos
pensamientos que te acosan cada día, pensado en lo que sucederá esa fecha. Es no poder dormir pensando qué hiciste mal o
qué debiste de haber hecho para mejorar una situación. Es tener presente todos
tus errores y recordarlos una y otra vez, pero no es porque te guste hacerlo,
sino porque tu mente no puede dejar de trabajar en ello.
Cabe recalcar, que la ansiedad y
otros trastornos mentales, no tienen cura, pero se puede vivir con ello. Que un
psicólogo te trate y te ayude a sacar lo que te atormenta es muy bueno para no
tener mas ataques de ansiedad. También se sabe que hacer ejercicio físico o
tener actividades que distraigan tu mente como dibujar, leer, escribir, etcétera,
es bastante bueno. Ya si la condición de la persona es mas grave a tal punto
que pone en riesgo su vida, es necesario la medicación.
Vivir con ansiedad es algo malo. El miedo te paraliza y tienes pensamientos de que ninguna persona te quiere, de
que algo malo va a pasarle a las personas que te rodean o incluso a ti. Es tener
esa sensación de estar encerrado en una caja pequeña y no poder respirar ni
salir. Es revisar si apagaste la luz o la estufa y si se te llega a olvidar
desconectar algún electrodoméstico es pensar en llegar a tu casa y ver que ha explotado
por tu culpa. Es tener esos pequeños tics como mover las piernas, los dedos,
las manos o morderte las uñas. Y en los peores de los casos, es consumir drogas
o alcohol para poder callar tus pensamientos para que ya no te atormenten, o
suicidarte para ya parar con todo esto. Es importante hacerles saber a estas
personas que no están solas y apoyarlas en sus crisis de ansiedad.
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