Es inevitable que después de un divorcio algunas cosas queden separadamente unidas, como el típico par de toallas que se regala en una boda, con las inscripciones de "El y Ella". Las toallas se pueden lavar de forma individual o poner en diferentes baños pero vistas juntas, nadie niega que pertenecen a la misma historia. Así ocurrió con Lost in Translation (2003) de Sofia Coppola y Her (2013) de Spike Jonze. Sofia y Spike casados de 1999 a 2003, con más de 11 años de relación previa, regalaron al mundo sus obras maestras con una ventana al derrumbe de su relación matrimonial incluida. Dos miradas a la misma historia de amor, que si bien no fueron confirmadas por los directores, fueron innegables a los espectadores.
En Lost in Translation, Coppola retrata el vacío existencial, la soledad y la incertidumbre a través de Charlotte (Scarlett Johansson), una joven casada con un exitoso fotógrafo absorbido completamente por su trabajo y por la fama. Deambulando por un gran hotel en Tokio, la soledad reúne a Charlotte y a Bob (Bill Murray). Por otro lado, Her nos presenta a un roto y vacío Theodore Twobly (Joaquin Phoenix), quien después de un divorcio encuentra difícil establecer vínculos afectivos hasta que se enamora de un sistema operativo, en una no muy futurista Los Angeles. En ambas películas, los protagonistas transitan un camino solitario, nostálgico y melancólico.
La similitud en ambas tramas cobra sentido al ver a los personajes en pantalla. La joven Charlotte de Johansson retrata perfectamente a una joven Sofia, mientras que el exitoso fotógrafo, interpretado por Giovanni Ribisi, asemeja fisicamente a Jonze y su antigua faceta como director musical. La misma directora admitió que si bien el personaje no es Spike, tiene muchos elementos de él. En Her, la ex-esposa de Theodore, Catheterine (Rooney Mara) tiene todo el look de Coppola en 2003. Al igual que la directora, es escritora (Sofía escribe sus propias películas) y siente un gran presión por la fama de su familia.
Otro de los aspectos que conecta estas películas es la atmósfera nostálgica en cada escena. Ambas películas muestran grandes planos de ciudades inmensas que vuelven pequeños a los protagonistas. Los planos de Jonze con largas miradas al horizonte parecen responder a los de Sofía. Lost in Translation está hecha en colores fríos que se complementan con los cálidos de Her de una forma pasivo-agresiva, perfecta a las intenciones de los directores.
Existen otras evidentes similitudes en ambas películas, como la presencia de Scarlett Johansson y sus respectivas estatuillas doradas por mejor guión original, pero su verdadera relación está el tema. Estas cartas hechas películas traspasaron las pantallas con su carga emocional a los espectadores. Her aparece como una tardía disculpa a Lost in Translation, concluyendo el final de dos historias eternamente unidas, que nos recuerdan una vez más el potencial del cine que nacido en lo personal.
En Lost in Translation, Coppola retrata el vacío existencial, la soledad y la incertidumbre a través de Charlotte (Scarlett Johansson), una joven casada con un exitoso fotógrafo absorbido completamente por su trabajo y por la fama. Deambulando por un gran hotel en Tokio, la soledad reúne a Charlotte y a Bob (Bill Murray). Por otro lado, Her nos presenta a un roto y vacío Theodore Twobly (Joaquin Phoenix), quien después de un divorcio encuentra difícil establecer vínculos afectivos hasta que se enamora de un sistema operativo, en una no muy futurista Los Angeles. En ambas películas, los protagonistas transitan un camino solitario, nostálgico y melancólico.
La similitud en ambas tramas cobra sentido al ver a los personajes en pantalla. La joven Charlotte de Johansson retrata perfectamente a una joven Sofia, mientras que el exitoso fotógrafo, interpretado por Giovanni Ribisi, asemeja fisicamente a Jonze y su antigua faceta como director musical. La misma directora admitió que si bien el personaje no es Spike, tiene muchos elementos de él. En Her, la ex-esposa de Theodore, Catheterine (Rooney Mara) tiene todo el look de Coppola en 2003. Al igual que la directora, es escritora (Sofía escribe sus propias películas) y siente un gran presión por la fama de su familia.
Her (izquierda) contra Lost in Translation (derecha) |
Existen otras evidentes similitudes en ambas películas, como la presencia de Scarlett Johansson y sus respectivas estatuillas doradas por mejor guión original, pero su verdadera relación está el tema. Estas cartas hechas películas traspasaron las pantallas con su carga emocional a los espectadores. Her aparece como una tardía disculpa a Lost in Translation, concluyendo el final de dos historias eternamente unidas, que nos recuerdan una vez más el potencial del cine que nacido en lo personal.
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