La lírica era una poesía cantada
usualmente acompañada del sonido de la lira, había dos formas de llevar a cabo
este tipo de cánticos: la coral, con varias voces y acompañamiento, y la
monódica, a una sola voz. Alcmán, Estesícoro, Íbico y Píndaro fueron parte de
los poetas reconocidos por parte de la lírica coral. Mientras otros grandes
expositores de este arte, como Alceo, Safo y Anacreonte, se distinguían en las
líricas monódicas.
Sin duda alguna, uno de los centros antiguos
más importantes para la lírica fue Lesbos. Lugar que se caracterizó por sus
apariciones en el mito y por ser hogar de dos poetas importantes en la
representación del Eros en Grecia: Alceo y Safo. Safo, una de las mujeres más
destacadas de la antigüedad, poseía el mismo origen aristocrático que Alceo. No
obstante, tuvo que sufrir un destierro a Sicilia entre los años 604 y 603 a.C.,
y sus poemas los dedicó fundamentalmente al amor. Muchos de ellos alcanzaron un
único y evidente contenido erótico.
La lírica coral alcanzó su auge con dos
principales personajes, Anacreonte de Teos y Teognis de Megara. El primero
escribió a finales del siglo VI a.C., y fue el poeta de la corte de Polícrates,
el tirano de Samos. La mayoría de sus fragmentos recuperados iban dedicados al
amor, la vida sensual, al vino y a la música.Con su poesía creará una visión
narcisista del erotismo; sostiene una actitud de constante desconcierto ante la
carente atención por parte de sus amados, su Eros se manifestará como el
adversario; mismo que mantendrá su interés enfocado en el rechazo de sus
conquistas. Crece una enemistad, donde el dios será el inicio y el fin de la
visión de Anacreonte; la razón por la que brotan esos pensamientos y por la que
sus sentidos se irán inhabilitando con el tiempo.La voz de Anacreonte se
encuentra cargada de nostalgia ante la pérdida del tiempo, de su aspecto, de su
sentir, de todo lo que engloba el sentimiento del “yo” como existente. Habla de
la vejez como una especie de mal inevitable por el que se deberá de cruzar; de
alguna manera tras las palabras dedicadas a Eros, se rinde ante el dolor y el
pesar que exclusivamente el camino hacia el último aliento puede brindar.
Otra visión que será tomada en cuenta
es de una de las más reconocidas poetisas de la Grecia Antigua, Safo. En ella
sentimiento de total devoción hacia sus discípulas de las “Casas de las musas” (thíasos) no era un secreto, pues en su poesía se aprecia un tinte
que puede ser reconocido como homo-erótico en la actualidad, al momento de dirigir
su atención a las peculiaridades de las doncellas que se encontraban a su
alrededor; éstas se pueden describir
como una total apropiación de los sentidos por el Eros.
Es preciso destacar las características
físicas que se mencionan en su poesía, que en general eran de gran importancia
para la cultura griega, pues la misma Safo se encontraba rodeada de jóvenes con
tersa piel, mirada penetrante, aspecto virginal, rebosantes de vida y
hambrientas de enseñanza. Se muestra en estos pequeños fragmentos:
“¿Qué pueblerina hechiza tu pensamiento?
¿Quién, vestida con esa túnica de
campo,
Que no sabe llevar la franja sobre sus
tobillos? ” (Calvo, 2009: 67)
Sin mencionar, que una de las obras más
distinguidas de la poetisa está dirigida a la diosa Afrodita. Quien, de igual
manera, se destaca por ser la diosa representante de la belleza física y el
amor erótico. La Oda a Afrodita es un constante devenir de emociones, donde el
amor es dominante y se apropia por completo de la voz de Safo. Ésta entabla una
sutil conversación con la diosa, mientras se reconoce lentamente como un ser
independiente ante la deidad y también muestra una distraída invocación de la
figura; dejando más que en claro que a pesar de la intranquilidad y el agobio
que trae consigo la presencia de Afrodita, la busca indirectamente para
recordar que existe.
-Lev
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