Famoso por su ausente capacidad
auditiva y su habilidad para componer, el nombre de Beethoven no resulta desconocido para
nadie, se trata de uno de los compositores de música clásica más aclamados y
controversiales de todos los tiempos. Sin embargo, poco se comenta de su vida y
los diversos problemas que atravesó en esta, más allá del hecho de haber
quedado sordo y de su innegable talento. Las dificultades a las que se vio
sometido provocaron que Beethoven sufriera de diversos cuadros depresivos e
incluso llegara a considerar cometer suicidio.
Ludwig van Beethoven nació el 16 de diciembre de 1770
en la ciudad de Bonn, al oeste de Alemania en el seno de una familia
humilde, la cual se veía constantemente enfrentada a problemas financieros
debido al alcoholismo de su padre. A pesar de esto, Beethoven logró recibir una
educación enriquecida en la música por la obsesión de su progenitor con que él
se convirtiera en un niño prodigio en la misma forma que Mozart, el cual había
dado su primer recital a la edad temprana de 7 años. Esta primera etapa fue
determinante en su vida, y estuvo llena de sacrificios.
Con la presión que le era impuesta, Beethoven pasaba la mayor parte del día estudiando y practicando, incluso en ocasiones era despertado a altas horas de la noche para tocar, ya sea para asegurar que mejorara sus habilidades, o para entretener a los amigos de su alcoholizado padre. A esto se le añadía el hecho de que él, junto con sus hermanos y su madre, sufrían de los abusos y la violencia de éste. Con sus condiciones, resultaba difícil que Beethoven pudiera llevar de una manera adecuada su educación formal por lo que dejó de asistir a la escuela y a su vez, de relacionarse con niños de su edad, por lo cual se volvió una persona retraída e irritable.
El 26 de marzo de 1778, a los 7 años, Beethoven
realizó su primera actuación en público en Colonia. Al impresionar con su
talento a diversos personajes reconocidos, le fue ofrecido un viaje a Viena
para que pudiera estudiar. Sin embargo, al poco tiempo, con la muerte de su
madre, tuvo que regresar a su lugar de origen, en donde, aún con la profunda
pena, tuvo que hacerse cargo de sus hermanos y de su padre, al que le había
empeorado su alcoholismo, y más tarde moriría a causa de esta adicción. Tiempo
después obtuvo una segunda oportunidad para ir a Viena, en la cual terminó
residiendo hasta el día de su muerte. Ahí logró pulir su técnica y ganar
reconocimiento. A pesar de que todo parecía ir bien en su vida, una nueva
tragedia lo sumió completamente en la depresión, de forma que llegó a
considerar el suicidio.
Lo que comenzó como pequeños malestares en su
órgano auditivo, terminó con una condición de sordera que trató de ocultar el
mayor tiempo posible, pues pensaba que afectaría a su carrera. Esta situación
le ocasionó irritabilidad, estrés y una profunda tristeza, ya que consideraba
que la vida era injusta. A pesar de que todo indicaba que Beethoven cometería
suicidio, su amor por la música lo detuvo y decidió seguir tocando y
componiendo, pues creía que aún le quedaba mucho que ofrecer. Aunque sus
problemas no se solucionaron, Beethoven decidió afrontar su depresión. Dejó un
legado musical de nueve
sinfonías, 32 sonatas, dos misas y una ópera, el cual
lo consagró como uno de los artistas más influyentes y relevantes de los
últimos siglos.
-Melissa Fuentes
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