La Antigua Roma es donde se situarán
los próximos capítulos, no solo porque es uno de los lugares en donde es
conocida la extravagancia de sus prácticas sexuales, sino por el inicio de la
red de prostitución más sólida que se conoce en la historia. Muchos de los
gobernantes utilizaban este servicio para realizar sus más oscuras fantasías.
En la sociedad romana alto-imperial había ciertas prohibiciones sobre realizar
algunas de estas prácticas y posturas sexuales, sin embargo, las más
impactantes permanecían en lo más oscuro del Imperio mismo.
La existencia de prostitutas era, pues,
vista como necesaria para el funcionamiento de la sociedad y tanto física como
psíquica del hombre. La meretriz tenía una función pública, es a la que hoy en
día se le llama "prostituta". Vende su cuerpo, lo alquila por horas,
por días o incluso por temporadas, es un objeto de alquiler que responde a una
necesidad social apremiante por parte del que la solicita: la del sexo libre.
Según la costumbre romana extendida
también dentro del prostíbulo (aunque ya se verá que no son los únicos lugares
donde se podían conseguir estos servicios), antes de comenzar el acto sexual y
a modo de higienizar el cuerpo del visitante, las cortesanas o los criados,
ocupantes del burdel, le aplicaban o untaban aceite perfumado al cliente. A
continuación las cortesanas y sus clientes tomaban algún tipo de bebida
alcohólica que les permitiese sentirse más relajados, a veces ésta era un
vegetal cuya raíz mezclada con el vino producía una bebida afrodisíaca, sin
embargo, no solo era utilizada en los prostíbulos, también se bebía en tabernas
o casas de baños para aumentar la excitación o llegar a producir un mayor goce
sexual.
Luego de algunas coqueteos ambos
ingresaban a la habitación para tener relaciones sexuales. Las relaciones
debían mantenerse a oscuras, de noche, y sin despojarse de todos los vestidos,
incluso las prostitutas conservaban como última prenda el sostén.
Varias de estas posturas y prácticas
tanto heterosexuales como homosexuales realizadas por las meretrices y sus
clientes romanos aparecen representadas en numerosos tipos de soportes: en
lucernas o lámparas de aceite, en vajillas de distinto tipo, en frescos,
pinturas, mosaicos, en grafitos e inscripciones de los muros y paredes, en monedas
y en los escritos de autores griegos y latinos.
-Lev
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