Es mediodía, el crítico cinematográfico, Nathan Rabin, entra a una cafetería para reunirse con la protagonista de la próxima película que debe reseñar, Elizabethtown. La ve llegar y en menos de dos minutos tiene una opinión clara. «Así que Claire, eres la chica perfectamente imperfecta, de estilo peculiar, un poco excéntrica, buen gusto musical, suficientemente intelectual. Tocas un instrumento raro, te gusta bailar bajo la lluvia y el arte. Eres la herramienta perfecta para el hombre deprimido, pues antes de conocerte ya existías en sus sueños. Esa chica diferente, atractiva... por favor detenme antes de que parezca completo estúpido.» Claire solo lo mira divertida, por que claro, como toda Manic Pixie Dream Girl le encanta ser romantizada, idealizada y reducida a un estereotipo cultural.
La crítica de Rabin, quizás no ocurrió en el perfecto escenario con aquel personaje, pero si que lo hizo quedar mal. Del aquel personaje interpretado por Kirsten Dunst en 2005, descrito como "esa criatura burbujeante, superficial, que solo existe en la imaginación febril de sensibles directores, para enseñar a los jóvenes intensos a abrazar a vida" nace la Manic Pixie Dream Girl. El término se convirtió en un personaje tipo, extensible a las actuaciones de Natalie Portman en Garden State (2004) y hasta la misma Audrey Hepburn en Roman Holiday (1953) todas sirviendo a el estereotipo de la chica que no persigue su propia felicidad, sino que esta para ayudar a su protagonista masculino a perseguir la propia.
A medida que el término se popularizaba, lo hacían las críticas a Rabin. Algunas tachándolo de machista y exigiendo la desaparición de semejante infravaloración a los personajes femeninos. Poco después ocurrió un fenómeno interesante, el cual se resume perfectamente con una de las lineas de Clementine Kruczynski, personaje interpretado por Kate Winslet en Eternal Sunshine of the Spotless Mind (2004) «Muchos chicos piensan que soy un concepto, o que los completo, o que voy a hacerlos sentir vivos. Pero solo soy una jodida chica buscando su propia paz mental, no me asignes la tuya». La Manic Pixie Dream Girl había roto la cuarta pared, era ahora consiente de su estereotípica existencia, de la cual parecía querer liberarse.


En las escondidas intenciones de la disculpa de Rabin, la opinión dio cuenta de algo importante. Los personajes feministas y liberales dentro del termino, no lograban liberar a la chica soñada anarco-feminista del cautiverio. En realidad, ni el mismo termino parecía ser problema. Todo radica en el potencial didáctico del cine, y en la masculinidad que creo el ideal femenino, no enseñando que pensar, pero si el como.
-Cineriana
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