EL
CAFETO ES EL INICIO
El
café nació, según una leyenda, de Kaldi, un pastor de Etiopía mucho tiempo
atrás. Fue, cuestión de hombres, de reuniones y estatus. Hoy en día, es la
bebida de excelencia para un grupo consumista muy amplio. Su crecimiento y
expansión dentro del protocolo social se potencializó con la globalización.
Pero detrás de este nacimiento cultural, existe uno natural y práctico. El
nacimiento del café desde su verdadera raíz: la planta del cafeto.
El
cafeto es un arbusto delgado que puede crecer más de un metro, con hojas verdes
y vibrantes, frutos rojos y que asemejan cerezas; y dentro de estas cerezas, el
verdadero tesoro. El café nace y crece verde, la imagen de color oscuro que
todos asocian al grano llega tras el tostado. El cafeto promedio puede producir
hasta 250 gramos de café tostado y listo para su consumo (molido o vertido a
una máquina de espresso).
Esta
planta suele ser delicada y tiene unas cuantas variantes. Es sencillo notar la
diferencia por el fruto, por el largo y el grosor de las hojas, y por su altura
en la adultez. Crece en las montañas y depende de los sembradíos y demás
naturaleza colindante para aportar las notas que se perciben en una taza recién
hecha. Sus raíces absorben de la tierra junto a sus nutrientes, características
de los árboles en kilómetros a la redonda.
Las
parcelas de cultivo de cafetos son también, parte importante de la realidad de
una población humilde de gran parte del globo. En muchos casos, las familias
numerosas de las sierras de latinoamérica, asia y el pacífico, se dedican a
producir centenares de costales de grano verde al año y con las ganancias
sostienen sus necesidades básicas.
Los
emporios que en la actualidad toman al café como su activo más importante son
conscientes de ello, en algunos casos también compran a precio justo. Aunque
algunas tienen sus ranchos con sembradíos, ninguna se ha aventurado a producir
el total de su grano vendido anualmente, prefieren mantener el equilibrio que
han manejado por decenas de años con los pequeños productores. El cafeto recibe
respeto y alabanza, es cuidado y respetado por los productores y por los
empresarios como lo que es: el símbolo de su presente y futuro, el símbolo de
la vida.
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